Innovación colaborativa para un crecimiento sostenible
JUAN SEBASTIÁN ALONSO I. Asociado Senior de Barros & Errázuriz
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JUAN SEBASTIÁN ALONSO I.
Hace algunos días, durante el Congreso de Innovación 2024, se presentó el resultado de la Mesa “Extremando la colaboración para un crecimiento ambicioso y sostenible”, convocada por Icare y el CTCI. Este documento identifica expresamente uno de los principales desafíos de Chile: “Crecer de manera ambiciosa y sostenible”. En este marco, quisiera aportar algunas observaciones sobre el I+D+i como habilitador del crecimiento sostenible.
Es fundamental distinguir entre las apuestas de desarrollo productivo y el patrocinio de proyectos de I+D. Si bien ambas iniciativas comparten causas, efectos similares (idealmente una oferta sofisticada) y actores, las motivaciones inmediatas y la forma de diseñar y ejecutar estas iniciativas son diferentes.
“La sofisticación productiva se logra con confianza y acuerdos de largo plazo, fundamentales para iniciativas sostenibles y ambiciosas”.
Además de la confianza, para movilizar la cantidad de apuestas de desarrollo productivo necesarias -entendiendo que no basta con el Li y el H2V- se requieren compromisos claros y verificables por parte del sector privado (en términos de capital y responsabilidad) y del sector público (en cuanto a incentivos y certeza). Por su parte, para movilizar el patrocinio de proyectos de I+D se debe derechamente multiplicar el número de acuerdos marco entre corporativos y actores del sector científico-tecnológico, lo que permitiría regular de manera anticipada los elementos centrales de este tipo de relaciones, contribuir al establecimiento de vínculos a largo plazo y focalizar los esfuerzos técnicos en el diseño y ejecución de múltiples proyectos.
En relación con los proyectos de I+D, y considerando el liderazgo de Chile en ciertas industrias, debemos reconocer expresamente la conveniencia de complementar el talento del sector científico-tecnológico local con la experiencia del sector científico-tecnológico internacional. Esto implica movilizar simultáneamente proyectos de I+D dentro y fuera de Chile, tal como lo están haciendo algunas empresas chilenas líderes en sus respectivas industrias.
En cuanto a los compromisos empresariales, agregaría la implementación de metodologías que permitan estructurar los desafíos técnicos de manera que puedan hacer uso eficiente de la oferta científica-tecnológica. Por otro lado, sugeriría que las solicitudes al sector científico-tecnológico se enfoquen en dirigir la actividad investigativa hacia la búsqueda de soluciones efectivas para la industria. Esto no solo debería considerar la relevancia teórica de las materias investigadas, sino también la relevancia práctica y los elementos que hacen viable una solución técnica para las empresas.
Por último, creo que es pertinente complementar las solicitudes al sector público reconociendo iniciativas como el proyecto de ley que establece normas sobre transferencia de tecnología y conocimiento, el proyecto de ley que crea la Afide y la creación de startuplab.01. El sector privado debe involucrarse activamente en la discusión de estos proyectos e iniciativas, analizándolos y aportando constructivamente en su diseño y ejecución.